En las tierras que les vieron nacer.
Como es habitual cada primavera, el Club Santana Ligero celebró su Encuentro anual, y con esta edición ya van ocho. Haciendo caso a las demandas de algunos de los socios, para este año se eligió una nueva ubicación situada más al sur de lo habitual, en concreto el paraje natural de la sierra de Cazorla, Segura y las Villas, en Jaén, la misma provincia que vio nacer a los Santana en la cercana Linares.
Así el centro neurálgico del encuentro fue la localidad de El Robledo, situada en pleno corazón del Parque Natural, y en concreto el camping de la localidad, que cuenta con unas completas instalaciones y además de la habitual zona para acampada dispone también de cabañas, mientras que algunos participantes decidieron optar por un alojamiento más confortable y se instalaron en el llamado “Cortijo de Ramón”, una cercana casa rural.
A lo largo del viernes 4 de abril fueron llegando los primeros participantes, aunque algunos debieron dar más vueltas de las necesarias ya que los navegadores parecen no conocer demasiado bien esta zona y jugaron una mala pasada a bastantes de los asistentes.
Se dieron cita unos 25 vehículos, entre los que destacaban por número lógicamente los Santana Ligero, además de varias unidades del 88M, tanto diesel como gasolina, una motorización poco habitual en estos modelos, ya que sólo la equiparon los más antiguos, un 88 civil y varios 109 – Turbo y Cazorla- incluso vino a visitarnos un Land Rover Serie 1 86” y un raro Land Rover Serie III 109 V8 Stage One.
Para el sábado la empresa Terranatur había organizado para los participantes una ruta de casi medio centenar de kilómetros que iba a permitir visitar a fondo esta zona tan espectacular de Jaén. El madrugón no fue demasiado duro, y entre la espera a los últimos participantes y el briefing sobre la ruta, la salida se demoró hasta bien entrada la mañana, dividiéndose la caravana en varios grupos para cumplir con las normas de circulación por caminos.
Con una longitud de unos 60 kilómetros la pista arrancaba desde la puerta del mismo camping, encontrándose los participantes a lo largo de este recorrido un poco de todo: buenas pistas, algunas subidas con bastante barro por las lluvias de toda la semana - que encantaban a los participantes - y escapatorias para los más conservadores que no querían arriesgar con sus Land Rover clásicos.
A la hora de la comida los dos grupos se juntaron en una explanada, sacando de los Land una buena cantidad de viandas para realizar la ya habitual comida de hermandad en el campo que es una de las señas de identidad de estos encuentros del Club Santana Ligero.
Pero aún quedaba un buen trecho de ruta, por lo que se continuó , unos por unas zonas y otros por otras, incluso subiendo al yelmo para observar unas espectaculares vistas de toda la serranía.
Ya a media tarde fueron acudiendo los participantes de regreso al camping El Robledo donde se dio buena cuenta de la cena preparada en el propio camping, donde como de costumbre tuvimos en la sobremesa de la cena la habitual rifa con material donado tanto por los socios como por los patrocinadores.
El domingo la jornada fue más tranquila, realizándose la asamblea anual del Club, y como el tiempo acompañaba y los asistentes tenían aún ganas de más ruta, algunos subieron a comer a un paraje cercano y otros regresaron hacia sus puntos de origen realizando antes la segunda ruta que había previsto la organización, en este caso de unos 70 kilómetros de longitud.
En resumen un magnífico Encuentro del que todos los participantes quedaron muy satisfechos, esperando ya con ansia el del próximo año.
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