Cruzar el continente africano de Norte a Sur a bordo de un Land Rover Santana es algo de lo que pocas personas pueden presumir. Pero si además escribes un libro sobre tu aventura y este se convierte en un referente para las futuras generaciones de expedicionarios españoles, entonces solo puedes ser una persona: Enrique Dauner.
Enrique lo primero que queremos es agradecer tu disposición para realizar esta entrevista. En que consistió exactamente el viaje? ¿Qué metas te marcaste?
La idea general del viaje era lograr una travesía integral del Continente Africano desde Barcelona hasta Ciudad de El Cabo, disfrutando más de la travesía en sí que de la meta final. El tiempo disponible era ilimitado. Inicialmente creía que serían 3-4 meses, pero al final fueron nueve. Uno de mis objetivos era bucear en ríos y lagos prácticamente inexplorados y fotografiar su fauna subacuática. Para ello contaba ya con una experiencia previa de unas 5.000 inmersiones en todo tipo de condiciones imaginables.
¿Por cuantos países pasaste? ¿Cuales te sorprendieron más?
Recorrimos 17 países y tuvimos que dar algunos rodeos muy grandes para esquivar países en guerra o con situaciones de inestabilidad extrema, como nos sucedió en Chad. Nos sorprendió muy positivamente Malawi y sus increíbles paisajes acuáticos. En total fueron más de 37.000 km
¿Cuánto tiempo te llevó la preparación del coche y el equipo?
La preparación me llevó un año, incluyendo documentación, mapas, prácticas de mecánica con el coche , etc. La clave estaba en simplificarlo todo al máximo para evitar problemas.
¿Qué equipamiento recuerdas echar de menos una vez en África?
La verdad es que no eché nada de menos. La preparación había sido muy buena y llevábamos todo lo necesario.
¿Por que elegiste un Land Rover Santana como vehículo aún existiendo en 1992 otras marcas y modelos más modernos?
El Land Rover Santana lo compré en 1988 en la Isla de El Hierro, en Canarias. Era de segunda mano, fabricado en 1982, y trabajé con él unos años en mi escuela de buceo de La Restinga. A pesar de que en Canarias podía comprar vehículos de importación a muy buen precio, me decidí por él debido a su robustez y simplicidad. Quería un 4x4 puro y duro, simple, sin artilugios electrónicos, fácil de mantener y de reparar, y sin nada que no fuese realmente imprescindible. Es decir: un Santana.
CONTINUARÁ